1º Hace veintidós años
En el país Silvercrest un héroe
nació. En una zona rural, cubierta por las bendiciones de la naturaleza y donde
no había hambre ni enfermedades, una vida bendecida hizo su entrada.
En una mansión de un cierto noble,
en las dependencias del servicio, una mujer daba a luz a su hijo. Era la esposa
del jardinero de la mansión y también la ayudante de la cocinera. La mujer
lloraba mientras su marido le daba ánimos y el sacerdote ayudaba al medico
En ese momento la noche fue rota por
el llanto de un niño que brillaba
-¡Es el elegido por la
diosa!-grito el sacerdote- ¡Es un héroe!
La madre se puso pálida, al igual
que el padre y los criados de la mansión que fueron a ver al joven héroe. El
niño tenía el cabello azul de su padre, roto solamente por un mechón plateado
en el flequillo, además tenía la marca de la diosa en el cuello y parte de la
mejilla izquierda.
El sacerdote miro al pequeño niño
que estaba recibiendo tanta atención y afecto desde sus primeros momentos.
El nacimiento del héroe
significaba el fin de la paz. El resurgimiento del ejercito demoniaco. A la vez
que el héroe nacía el emperador demoniaco surgía.
-¿Ya habéis decidido un nombre?
Los padres se miraron entre si
-Si era un chico queríamos
llamarlo Iol
-¿Yol?-musito el sacerdote
-I. O. L. Era el nombre de su
abuelo.
El sacerdote asintió, era un
nombre lleno de fuerza de sus antepasados
-Pequeño Iol, tu estas destinado
para grandes cosas
En el imperio demoniaco una Emperatriz
nació. Ella nació en el territorio del 26º clan demoniaco, el clan de Basasael.
En una tierra estéril y cubierta por un poderoso veneno, donde casi no crecían
plantas y la vida era tan dura que cortaba el aliento, ella hizo su aparición
Su madre apenas podía contener sus
lágrimas al ver a sus dos pequeños. Su hijo varón tenía las pupilas alargadas
como los ojos de un gato, sus orejas diez centímetros más largas que las
humanas y picudas apuntaban hacia arriba y tenía dos cuernos surgiendo de su
frente. Incluso siendo un bebe tenía todos los rasgos atractivos del clan.
Su hija por otra parte. Sus orejas
apuntaban hacia abajo, sus pupilas eran tan enormes como sus ojos y sus cuernos
no surgían de su frente, sino de encima de sus orejas. Además, su hombro
derecho y la parte superior de su pecho estaban cubiertos por la marca que la
convertía en la emperatriz
Su hija cogió su propia cola y
empezó a mordisquearla y babearla. Las alas les saldrían durante la pubertad.
La mujer le quito la cola de la boca y vio la mirada de consternación en ojos
de su hija
-Ya, ya… Todo está bien, mama está
contigo-susurro calmando a la niña antes de que esta llorase
¿Por qué había nacido en su
familia? Ellos eran granjeros sin ningún poder dentro del clan. Su marido le
dio un beso en la base de uno de sus cuernos y ella se recostó sobre su pecho
llorando.
Alguien llamo a la puerta y ella
dejo a los dos bebes sobre la cama. Los hermanos se dieron la mano antes de
bostezar y empezar a acurrucarse. Su marido fue a abrir la puerta y al cabo de
unos segundos las pisadas llegaron hasta la habitación. El líder del clan hizo
su entrada y miro a la mujer que aferraba al bebe como si le fuese la vida en
ello. Sus alas estaban plegadas y casi formaban un capullo a su alrededor
-Beis, no nos lo pongas difícil.
Es imposible ignorar ese poder mágico. Daños a la niña y ya-El hombre hablo de
manera suave, se había criado en la misma aldea que ella, la conocía desde
siempre. Lo que le iba a hacer le partía el corazón
-No me lo pidas, no me pidas que
renuncie a mi hija de esa manera. Si algo te importa la gente a tu cargo no me
robes a mi bebe. Ni siquiera llevara nuestro apellido-La mujer lloraba todavía
aferrada al bebe, su otro hijo estaba sobre el lecho y se le veía dormido y en
paz, al menos ella tendría algo con lo que apaciguar la perdida.
Era algo horrible, pero esa niña
simplemente llorando podía acabar con la vida de sus padres, por eso debía
llevarla a un lugar donde se pudiera luchar contra su gran poder mágico. Un
lugar donde no causase solo destrucción
-Beis… Tu marido ya lo ha aceptado.
Ella es demasiado poderosa, debe ser criada de una manera especial, con gente
que pueda hacerle frente mientras su poder crece. Ella será nuestra Emperatriz.
Además, podréis verla una vez al mes. Beis, nuestra gente necesita un líder, no
nos niegues a aquella que podrá salvarnos de estas tierras envenenadas
Beis plegó las alas dejando ver a
la niña que la miraba con unos ojos enormes. Esa pobre cosita…
La mujer lloraba a mares mientras
cogía a su hija, era la última vez que podría llamarla así, a partir de ese
momento ella sería Su Majestad. El bebe agarro los mechones de su pelo y no
pudo evitar que sus lagrimas chocasen contra la frente de su bebe
Le dio un fuerte beso en su frente
y salió de la habitación. Le dejaría llevar el bebe en brazos hasta el último
momento.
-Beis, Elm,… Necesito saber su
nombre. No llevara vuestro apellido pero podréis ponerle sus dos nombres-Era
una costumbre, los lideres tenían dos nombres
Elm miro a su esposa mientras ella
seguía sosteniendo a su hija y sus brazos temblaban con fuerza. La bebe seguía
despierta pero adormilada
-Shirin, ese será tu primer
nombre, aquel que usen tus más allegados. Crece fuerte y sana, te amamos
La mujer miro a su marido antes de
hablar ella. La bebe casi cerraba sus ojos
-Tú segundo nombre y por el que serás
conocida, Samay. No sabrás nunca cuanto nos duele esto-Beis tendió a su hija
mientras sus brazos temblaban y tras darle un último y fuerte abrazo. Dolía
tanto como si le estuvieran arrancando una pierna
El hombre recibió a su nueva señora,
lo más rápido que pudo para evitar más el llanto de Beis. La Emperatriz Shirin Samay
Basasael. Ella tenía el pelo de un hermoso color rosado con betas blancas por
todas partes. Se parecía al de su madre y era un poco más oscuro que el de su
hermano gemelo
-Ahora la llevare a su casa Su
Majestad, su nuevo hogar
Al salir por la puerta el llanto
destrozado de la mujer llego a sus oídos. Hizo oídos sordos y elevo el vuelo,
dejando tras de sí una familia en pedazos que tardaría en volver a recomponerse
-Lo siento tanto, Beis-el hombre
también derramo una lágrima. Si esa niña no fuera tan necesaria, si no hubiese
tanto en juego podría crecer con su familia-Lo siento, Shirin, de verdad que lo
siento. Pero tú eres nuestra luz